"El Flaite"
Una investigación científica sobre los orígenes y connotaciones del mismo
Para muchas personas, el término “flaite” ha sido acuñado con distintas denotaciones, dependiendo generalmente del estrato sociocultural que lo dicte. Por lo general, para el sector alto el “flaite” se refiere a gente pobre, mientras que para los sectores medios son los habitantes de sectores marginales, y finalmente para las clases más bajas es un determinado grupo de personas reconocidas por su actitud. En este juego de exclusión, el término “flaite” hace siempre una referencia peyorativa y de un “otro” en términos antropológicos. Sin embargo, este “flaite” tiene un origen ajeno a la población chilena.
Si se pudiera definir el sustantivo (o muchas veces adjetivo) “flaite”, este sería como “Persona colectiva perteneciente a un grupo socialmente marginado, generalmente de escasos recursos y actitud delictiva, que crea una subcultura formada por el contexto donde vive, o en su defecto, imita otra subcultura marginal”. Empero, esa definición está construida a grandes rasgos y no a casos específicos. Nótese que el flaite es siempre “perteneciente a un grupo”, dado que nunca existe un flaite que viva solo. Este fenómeno social del flaite es producido por un conjunto de factores que implican la sociedad y el territorio donde estos mismos habitan (ya sea uno dominante al otro). En ese sentido, es frecuente ver burbujas de aglomeraciones de este personaje, donde si se encuentra a un flaite, es seguro encontrar varios más.
El flaite obedece a rasgos comunes en todas las sociedades, siendo el término sólo la denotación chilena para ese conjunto de personas. Ejemplo de esto es la existencia de los canis en España, o del estereotipo del “negro de Brucklin” en el caso de EE.UU. (aunque estos no tienen una palabra para nombrar de forma colectiva a el tipo de personas que responde a rasgos sicológicos y culturales que el flaite acuña). El fenómeno flaite es producido, en un origen, por las aglomeraciones populares de gente con muy pocos recursos, generalmente insuficientes para sostenerse. Usualmente para esos casos, las políticas públicas obligan a estas personas a ser llevadas a periferias de las ciudades (como fue en el caso del gobierno militar en Chile), o estos se “autoexcluyen”, construyendo sus sociedades en burbujas donde se encuentren en un mismo grupo concentrados. Inicialmente, como es el caso de los ghettos de negros en EE.UU., la gente desarrolla una subcultura en la cultura nacional en que están inmersos. Formas de arte, agrupación social, e incluso ritos aparecen en estas sociedades, abriendo así un mundo distinto en dicha burbuja. Cuando se da la aparición de esa subcultura –inmersa en la cultura nacional y que toma rasgos de la misma- se crea lo que en Chile conocemos como flaite.
Si bien, el flaite como personaje social se origina por concentraciones humanas de bajo recursos, no necesariamente deben responder a un estrato sociocultural bajo. Este personaje colectivo responde a una cultura común, como lo pueden ser los gitanos o judíos (aunque estos últimos son asociados a estratos bajos y altos respectivamente), por lo que puede ser inmerso a centros urbanos (o rurales urbanizados) tanto altos como bajos. Para eso, debe ser entendido el flaite como una persona inmersa en una cultura formada en grupos marginales. Así, cualquier persona que se incorpore en esa cultura, adopte las costumbres y actitudes de dicha cultura, podrá ser considerada como flaite, al pertenecer a dicha cultura “flaitonga”. Del mismo modo, no todas las personas marginadas o pertenecientes a un estrato socioeconómico bajo deben ser por definición flaites, ya que muchos responden más a actitudes y costumbres locales (habitantes de pueblo rural y sus tradiciones, etnias indígenas o ciudadanos con su modo de vida apresurado) o nacionales.
Ahora, ya que se ha erradicado el mito de “flaite=pobre”, hay que definir cuales actitudes son las que se conocen por flaites. Para empezar, este personaje siempre va a seguir una moda (artística o de ropa) colectiva y popular, generalmente nacida en una cultura de concentración marginal extranjera, como es el caso de muchos flaites o canis españoles que imitan las modas de barrios pobres colombianos o portoriqueños, o el caso nacional de imitar modas de protesta norteamericanas, como las cadenas de oro (o estaño que asemeje el oro) y pantalones anchos y caídos. El modo de lucir del flaite en el caso nacional es imitar a los artistas o futbolistas de su preferencia, como lo son futbolistas (muchas veces imitando ya otras culturas marginales extranjeras) o reggaetonareos. Paradójicamente, muchas veces en nombre de alguno de estos deportistas o artistas suele utilizarse en los hijos de estos flaites (en casos extremos, utilizando el apellido de este como nombre de pila del niño). En ese sentido, no es extraño encontrar a un flaite de nombre “ Mati Fernandes Lincura Araya”, u otros llevando jockeys y lentes oscuros en medianoche, como algún cantante. Respecto a la ropa, el supuesto origen etimológico de flaite entrega desde ya una perspectiva de su indumentaria. Este mito, del origen de la palabra, explica que surgió como una referencia sarcástica a las personas marginales que llevaban zapatillas modelo “Fly- T” (fonéticamente flai-te). Desde ese momento hasta ahora, se asocia al flaite una vestimenta más deportiva, generalmente usando marcas conocidas, o la piratería de las mismas. Zapatillas, sudaderas, pullover, pantalones de buzo, lentes de sol no replegables, son sólo unos de los ejemplos unisex frecuentemente utilizados.
Asimismo, se suele asociar al flaite como una figura delictual. Esto tiene una explicación por “el grupo”, dado que esta cultura nace como una marginación colectiva de personas de escasos recursos. Por lo general, el flaite asume que una forma de lograr su sustento es el hurto, por lo que se le llama “trabajar” el ir a robar. Sin embargo, a no ser que alguna droga o psicosis haya afectado la percepción y razonamiento de este flaite, él no roba al grupo directo donde pertenece. Este suele viajar a lugares de alta concentración de personas (terminales de buses, supermercados, paraderos de locomoción colectiva) o puntos con personas de estratos económicos altos (barrios altos, malls, estacionamientos de empresas de alta categoría) para robarles. En el peor de los casos, el flaite que roba a otro flaite se da en el juego de “guerra de clanes”. Ya sea viajar de una población a otra para robar, ser arrendatario y robar a los vecinos de dicha población, o entre bandas; todo tiene la explicación a la percepción del “otro” antropológico. Entre miembros de su mismo grupo, ya sea familiar, de amigos, de banda, o -en unos casos específicos- de población, el sentido de la propiedad está al mismo nivel de una tribu aislada o de una gran familia. Suelen usar ropa prestada de otros miembros del grupo, se facilitan especies, se prestan armas, y se apoyan entre ellos en caso de una ofensa a su comunidad (ataque de otra comunidad, o “bingos solidarios”). Asimismo, dado al nacimiento de zonas donde no “tienen nada que perder”, la agresividad y la intimidación está presente en gran medida como un medio.
Finalmente, como respuesta contraria a imitar a otras subculturas marginales, está este personaje que ha tenido un significante aumento en los últimos años a escala nacional. Es el caso del “Fashion”. Esta denominación se refiere en forma igualmente sarcástica, dirigida a aquellos flaites que tienen un comportamiento más metrosexual, bordeando lo afeminado, y a veces, lo homosexual. Surge con un video donde entrevistan a un flaite, donde él responde a una pregunta sobre su corte de pelo “No, si yo no soy flaite. Yo soy fashion”, intentando referirse a que su forma de lucir no tiene que ver con pobreza ni marginalidad, sino, a la moda. Este tipo de flaite responde fielmente a todas las anteriores definiciones, a exepción que no intentan imitar una subcultura marginal extranjera, sino una cultura glamourosa de la alta sociedad nacional o extranjera (generalmente mesclando atuendos de distintos encajes, creando una especie de “manticora” en vez de algo existente). En ese sentido, este fashion utiliza bufandas de colres llamativos, pantalones apitillados, cejas depiladas y/o delineadas, marcador de pestañas, aros en las orejas, ropa o bolsos Lacoste (generalmente piratas o robados) y elementos similares para demostrar su cuidado en la imagen personal, tratando de asemejarse a un aristócrata nacional o extranjero.
Como conclusión, se puede afirmar que el flaite es un personaje colectivo, que se crea a partir de la cultura formada por un grupo marginal, y que forma identidad en esa población. Este es asociado a grupos populares debido a su origen, pero puede estar presente en todo estrato social. También presenta formas de actuar, de vestir y de interactuar entre ellos y otros grupos sociales determinadas, que le hacen reconocible a nivel social. Por último, aunque en Chile se le reconozca bajo el nombre de flaite, está presente en todos los países donde ha habido o hay una marginación social.
Gracias por el aporte Grial
ResponderEliminarAunque ciertamente me da paja leerlo ahora mismo, posiblemente mañana lo haga <3
las zapatillas pirateadas desde argentina hacia chile se llamaban Flaite, pero debia escribirse de otra manera....
ResponderEliminarkjhsda grial culiao no podiai hacer algo más largo? xD igual se agracede q compartas tu informacion con nosotros, quizás lo lea mñn al igual q el heshz c:
ResponderEliminarEs un trabajo de la U, que aprovecho de ponerlo. Es un estudio científico sobre los Flaites
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