03 noviembre, 2016

Anécdota Heshziana #19 El celular maldito

   ¡Hola gente de RPS! En esta ocasión, vengo a traerles una historia de miedo basada en hechos reales. Estos hechos, me ocurrieron a mi mismo cuando tenía al rededor de 14-15 años. Creo que es una buena oportunidad para traerles esta historia. Aunque me lamento un poco por no poder ilustrarla de la mejor manera posible.



   La tarde era joven y de pequeño, solía disfrutar el salir a jugar con mis amigos bajo el cálido y rojizo atardecer de la ciudad nortina de Iquique. Los juegos bruscos, peleas con y sin honor, andar en bicicleta y chutear un balón, eran momentos clásicos de nuestra infancia, de modo que, lastimarse o lastimar a alguien o algo era una situación que podía ocurrir en cualquier instancia sin ser prevista. Es así como, al rededor del año 2008 diseñamos con mis amigos un agradable juego de carácter temporal que consistía en impulsar al cielo el dispositivo teléfonico de cualquiera que estuviera dispuesto, por medio de fuerza humana con el fin de generar un susto en quien estuviera dispuesto.

   Años atrás jamás lo hubiera pensado, con el celular que tenía en ese momento. Pero en el año 2008, las cosas habían cambiado notablemente. La tecnología había progresado a una velocidad impresionante y mi celular, además de estar obsoleto, estaba muy dañado fisicamente, tanto así que la pantalla casi no se veía por las rayas que tenía
   
   La premisa sonaba tentadora para un joven como yo. Mis pensamientos fueron bastante perturbadores al momento de tomar esa decisión. Pensé en lo importante que era en esa época tener un dispositivo con el cual contactarse y que, de extraviarse o estropearse mi celular, tendría que adquirir otro casi obligatoriamente. Pensando en la condición monetaria de mi familia y que el teléfono más mediocre de aquella actualidad era más avanzado que el que poseía e incluso, más barato de lo que me costó el mío en el pasado, accedí a la oferta.

   El juego era más sencillo y seguro de lo que describía lineas más arriba. No tenía nada que perder, de hecho, mi costo de oportunidad era tener vivir más desconectado que conectado. El lugar físico donde se realizaba era un corte cuadrado, relleno de arena y pocos pastizales. De modo que, de caer el dispositivo, este aterrizaría en la peor de las suertes, en arena blanda. Pero la gracia era agarrarlo en el aire, ese era el motivo fundamental del juego. Lanzarlo al punto de que nuestros ojos no lo alcanzaran a distinguir y ser capaces de agarrarlo sin que este llegara al suelo.

   Sentí un poco de arrepentimiento antes de que el juego comenzara, ya que ese día había ocurrido un hecho que toda mi vida había evitado. Pasar debajo de una escalera, un símbolo clásico de la mala suerte.

   Sin tiempo de reacción, el juego comenzó. Su duración no debía extenderse más de segundos, pero algo falló en mi cálculo, no conté que el juego se repetiría por ocio.

   El celular fue lanzado una vez y atrapado con éxito, no obstante fue vuelto a ser lanzado y así ocurrió sin que pudiera reclamar, pues estaba viviendo el momento con una adrenalina interna. Cuando pasó un límite de tiempo, adquirí valor para pedir que pararan de realizar la acción de lanzar mi celular por los aires, pues ya había concurrido bastante tiempo. Creyendo por una parte, que el destino me había dicho que mi celular no tendría su muerte en ese lugar. Pero segundos después que me paré con la fuerza impositiva absoluta de mi parte, percibí la muerte de mi celular.

   Su muerte fue un claro mensaje del destino diciéndome al oído: "Yo existo". La coincidencia casi imposible probabilísticamente de caer en un pequeño pedazo de cimiento sumergido en un terreno de arena de 20 metros cuadrados y echarse a perder de manera rotunda, causo gracia total entre los presentes. Pero cierta preocupación comenzaba a crecer en mí que acababa de prever su no-muerte. 

   Mi dispositivo si prendía, pero no se veía nada en la pantalla trizada. Seleccioné algunas funciones que conocía de memoria para escuchar por última vez las grabaciones que existían ahí, para mi suerte final el audio no estaba estropeado. Un día mi celular no prendió nunca más, la nostalgia creció un poco en mí porque recordé una serie de viajes que viví con él y su inolvidable juego de pinball que me acompañaba día y noche. El modelo era este:



Siendo sincero, ver este modelo Nokia 2610 me causa bastante miedo por los hechos que mencionaré a continuación, quizás en mi relato no sea capáz de reflejar los sentimientos vividos en la situación, pero puedo asegurar que vivir esa experiencia, no se la daría a nadie.

   Transcurrieron unos dos años de los hechos, ahora tenía un celular con tecnología y software a la vanguardia de la época.


Tecnología a la vanguardia de la época. El equipo es: Nokia XpressMusic 5310.

   Pero mi inhabilidad de pequeño, para desligarme de cosas materiales por las que sentía cierto cariño, hacían que aún mantuviera mi antiguo celular, colocado arbitrariamente en un mueble con cachureos, juguetes, cartas y hasta juegos de mesa. Ahí se encontraba, ocupando espacio, almacenando polvo, gérmenes y desintegrándose con el paso del tiempo.

   Por mi parte, vivía la vida dejándome de juegos tan infantiles como en aquellos momentos en el que sucumbió mi anterior equipo telefónico, pero al fin y al cabo, amante de los juegos juveniles, las consolas, los videos en youtube de temas paranormales. Pero nunca se me pasó por la cabeza que algo paranormal podría ocurrirme a mi, de vez en cuando, verificaba que las figuras de mi casa se mantuvieran en su posición, que nada se perturbara en mi espacio de manera irreconocible, pero jamás esperando realmente que algo así sucediera.

   Una madrugada tranquila de verano, me encontraba durmiendo con la ventana abierta sin motivo, ya que el calor existente en mi pieza poco se equilibraba con la cálida brisa del ambiente nortino. Probablemente, yacía en mi cama sin tapas y con pijama veraniego. Hasta que un suceso fuera de lo normal comenzó a ocurrir. Mi celular Nokia 2610 comenzó a sonar, el tono que sonaba era el que tenía configurado para llamadas. Me desperté casi de golpe, al percatarme que no era mi nuevo celular el que estaba sonando, sino el equipo que se había descargado años atrás. Además, no se trataba de un despertador o un tono determinado, era el de llamadas. En aquel momento, comencé a sentir temor pero apreté el botón para contestar de todas formas.

   -¿Aló?- Mencioné con temor.
   -Solo sonó una "brisa" constantemente.

   Es curioso, pero en esas situaciones uno no sabe como reaccionar. Quizás lo ideal haya sido cortar el teléfono, quizás quitarle la batería o botarlo a la basura. Pero por mi mente, solo pasó la solución de contestarlo.

   Esperé un rato y corté. Empecé a tener un mal presentimiento.

   Mi presentimiento se cumplió, pues al colgarlo volvió a sonar de modo que, esta vez, colgué de manera directa. Pero ya sabía lo que iba a ocurrir, iba a volver a sonar. Ya a estas alturas, tenía bastante miedo pero a la vez me daba gracia que lo que ocurría, pues era como si de una película de terror se tratase.

   En la tercera o cuarta, ocasión volví a contestar y denuevo sentí la brisa y así la dejé unos minutos pero jamás dejó de sonar la llamada.

Paréntesis: Hay una particularidad que además confirmaba que se trataba de una llamada y es que la pantalla parpadeaba mientras se conectaba la llamada, pero una vez se contestaba, la pantalla permanecía iluminada hasta cortarse la llamada, dado el estado de mi teléfono, no se veía nada en la pantalla, pero aún así se iluminaba. No había otra función del teléfono que generase el mismo efecto sobre el aparato, es decir, aquello que ocurrió, concretamente se trataba de una llamada.

   Pero sabía que si colgaba, volvería a sonar. La solución "definitiva" no se había demorado en pasar por mi cabeza, que era apagarlo o sacarle la batería. Lo apagué. Recordaba como apagar el dispositivo de memoria, pues estuve años usándolo, estaba seguro que ya estaba hecho. Así que volví a recostarme, pero volvió a sonar. El miedo creció exponencialmente en mí, al punto que sentía una especie de calor consumiendo mi cuerpo. El hecho me parecía totalmente aterrador e inúsual, estaba dejando de reaccionar, de modo que fuí a despertar a mi madre corriendo lo más rápido posible de una pieza a otra, mi madre era la única persona con la que vivía en ese momento.

   -¡Mamá!¡Mamá! El celular antiguo se puso a sonar de la nada- Le dije a mi madre casi llorando.
   - Mi madre se enojó conmigo por despertarla a esas horas (Apróximadamente las 4 AM) y me dijo: -Que era llorón (o miedoso, no recuerdo con total claridad) y que lo apagara. Y yo le dije que ya lo había intentado.


   Mi madre sin temor alguno suspiró con enojo y se levantó para ir a ver que sucedía con mi celular. Desde su pieza ya podía notar que estaba sonando y que no se trataba de una mentira por mi parte. Apretó el botón para contestar.

   -¡¿Quién es?! ¡¿Quién llama a esta hora?!- Grito mi madre, realmente enfurecida por ser despertada de su dulce sueño.
   - ... -
   Al parecer nadie le contestó. De modo que le sacó la batería y me dijo que me durmiera y que mañana lo veríamos. Pero yo le pregunté si podía dormir con ella esa noche, porque tenía mucho miedo.

   El celular ya no sonaba sin la batería.

   Mi madre dijo que quizás era un error del celular o que el polvo había intervenido en la batería, de modo que funcionó un rato, así que no me asustara y que durmiera tranquilo. Pero yo le rogué, que no quería dormir solo esa noche. Así que afirmó mi petición, pero al parecer no le gustaba la idea. u.u

   Una vez que me fui a acostar al lado de mi madre, me costaba quedarme dormido. Pero estaba bastante tranquilo porque el celular no volvió a sonar, entonces pensé que quizás si se trataba de un error o algo hizo de alguna forma que se cargara la batería. Me empecé a sumergir en un sueño profundo, recuperando la tranquilidad que había perdido en ese breve acontecimiento. Pero no en un periodo de tiempo tan corto volvió a ocurrir, el celular empieza a sonar denuevo y mi madre ya no lanzó un suspiro de enojo sino más bien, uno de preocupación y se levantó muy alarmada a ver que ocurría. El celular estaba sonando sin batería y la pantalla parpadeaba como si de una llamada se tratase. Pero no contestó, mi mamá salió de la casa con el celular, su batería y volvió casi inmediatamente sin él. Lo había tirado al ducto de basura del edificio.

   Luego me dijo un poco más comprensiva que si podía dormir con ella y se disculpó por haberme tratado tan pesada. ;n;

   Ese día me traumé.

   FIN.

   Bueno, esa es mi historia. 100% real no fake, una wea totalmente pal hoyo. Hay quienes dicen que estos seres pueden generar energía para estos aparatos eléctricos.

   Se despide con amor,

Heshz.

<3


5 comentarios:

  1. Respuestas
    1. Que bueno que le haya gustado mi historia n.n

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    2. asdsaopdpo bueno, aunque no dijiste si te gustó xDDDD

      Igual no más, aguante maestro <3

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    3. Está como para capítulo de serie de terror.

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    4. kjdsakj debiesen hacer historias con videos:/ igual que pesada la mami del heshz:c

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